Esta semana nos dieron la
consigna de analizar el estilo de René Lavand y Alejandro Dolina a la hora de
narrar una historia.René Lavand es un ilusionista que
tiene la particularidad de narrar historias mientras realiza sus trucos. En el
video que se encuentra en el blog realiza una ilusión con tres bolitas y un
pocillo mientras cuenta tres historias. Como narrador, Lavand destaca por su
habla pausada y clara, enfatizando ciertas palabras con su voz y por los
silencios. Hay también en su forma de narrar un aire de nostalgia, como la que nos
provoca escuchar el relato de algún tío o abuelo en sus años de juventud.Lavand habla al principio del
video sobre “la belleza de lo simple” y creo que esa frase es muy acertada para
describir su estilo como narrador: un hombre mayor, un poco nostálgico, que con
algo tan sencillo como un pocillo, tres bolitas y algunas historias logró
entretener por ocho minutos a un público que terminó ovacionándolo.Por otro lado tenemos Alejandro
Dolina, que de una manera simple, directa y hasta cercana a nuestro tiempo
logra contar la historia de un emperador y un poeta, ocurrida ya hace años.Dolina utiliza el humor para contar los hechos y lo hace de tal forma
que pareciera que estuviera contándole la historia a algún vecino del barrio.
Al humor se le suma también fluidez y rapidez con que habla. Rescato de él la
habilidad de hacer cercano un hecho que se ve lejano a nuestra realidad y su capacidad
de hacerlo entretenido.
lunes, 22 de junio de 2020
Diario de escritura: Lavand y Dolina
lunes, 15 de junio de 2020
La crónica según Caparrós
Caparrós dice que la cronica es
un reportaje bien contado en primera
persona. La crónica es según él “un
periodismo que si dice yo” un periodismo que se hace cargo de la
subjetividad y en vez de ocultarla la evidencia. La crónica surge como
contrapartida de la prensa y su discurso que pretende dar una ilusión de
objetividad. Mientras que el relato informativo muestra las cosas de manera
“objetiva” indicando que lo que se dice es “irrefutable” o “La realidad”, la
crónica hace visible el yo para mostrar que lo que se dice es fruto de la
visión de un sujeto y por lo tanto es una de todas las miradas posibles, ya no
hay una sola versión sino muchas.
A diferencia de la crónica, el
relato informativo hace todo lo posible por esconder la subjetividad para así
lograr esa supuesta objetividad. Caparros es muy crítico respecto a esto: “Llevamos siglos creyendo que existen
relatos semiautomáticos producidos por ese ingenio fantástico que se llama
prensa; convencidos de que la que nos cuenta las historias es esa entidad
colectiva y veraz.” El autor diferencia la prensa de la crónica diciendo
que la primera escribe en tercera persona y la crónica en primera. Sin embargo,
el autor cree que la objetividad es imposible porque por mas que se escriba en
tercera persona y se trate de desligar al sujeto del texto, la realidad es que “todo relato es el relato de alguien” “toda
descripción de cualquier situación es el recorte que hace quien describe. No
porque sea malvado, sino porque no hay otra forma: porque quien cuenta no puede
contar «todo» y elige lo que cuenta”
Caparros opina que en realidad
todos los textos están escritos en primera persona ya que detrás de la tercera
persona de la prensa hay un sujeto que escribe, que decidió redactar de esa
manera para dar un determinado punto de vista de lo narrado
En resumen:
·
ningún texto está escrito en tercera persona.
· la primera persona de un texto no es
necesariamente gramatical. Un texto puede estar presentado en tercera persona,
pero su prosa deja claro que hay una persona, una primera, un sujeto que
escribe
· la prosa informativa sintetiza lo que sucedió,
la prosa crónica lo pone en escena; la informativa le dice al lector esto es
así, la crónica lo muestra.
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